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sábado, 9 de enero de 2016

"Job" de Gerardo Piña




  
 
Reseña
Título: Job
Autor: Gerardo Piña
Edita: Ediciones El Milagro (colección Teatro Emergente), México, 2012.

Con las rodillas hincadas en el suelo, inicia el rey su monólogo, un planto por la muerte de su hija. Tras denunciar el sinsentido del mundo y señalar lo absurdo que supone, para un padre, ver morir a un hijo, como si un acto contra natura se tratara, el actor olvida de pronto su parlamento. El Viejo, que así se llama el personaje que representa al actor que representa al rey, lamenta lo ocurrido. El ensayo de la obra se detiene; el director concede a los actores diez minutos de receso. Con esta escena comienza Job. Pieza teatral en tres actos del mexicano Gerardo Piña. Doctor en Literatura Inglesa por la University of Anglia y en Letras Hispánicas por la Universidad Autónoma Nacional de México, Piña es novelista, ensayista, traductor y autor teatral. Entre sus obras destacan las novelas La última partida (Tusquets, 2008) o La novela comienza (UNAM, 2011), el ensayo Estación Faulkner (Auieo, 2014) y la pieza que en estas páginas reseñamos.


            Gerardo Piña hace subir al escenario una reflexión sobre las posibilidades del teatro para captar el conflicto de la sociedad contemporánea. Por medio de una estrategia metateatral, Piña construye un universo dialógico donde los personajes que pueblan el escenario muestran las distintas –y asimismo enfrentadas– formas de concebir la escena. Originalidad, vanguardia, violencia, improvisación, conflicto, pudor, etc., son algunos de los elementos que se debaten en la obra. El teatro como representación del conflicto parece una forma desfasada y antigua de concebir el teatro, concluyen quienes entienden que la violencia está ya suficientemente presente en la realidad como para además darle continuidad en el teatro; quienes así conciben la escena apuestan por la neodramaturgia, un teatro innovador que pretende superar las «viejas» nociones del teatro, ancladas en el siglo pasado o antepasado, como es el conflicto. El teatro tiene que ser algo más que teatro, concluyen. Sin embargo, este teatro no encuentra sino la incomprensión por parte de un público que lo rechaza.
            La renuncia a ilustrar el conflicto de la sociedad en el arte forma parte del sentido común de nuestra época. Y así lo reproducen los personajes que pone sobre la escena Job de Gerardo Piña. La reflexión se desencadena una vez El Viejo, en su papel de rey, olvida el guión, y confiesa su naturaleza inmortal. El Viejo, una vez se quita el maquillaje y descubre su rostro, no es tan viejo como aparentaba; en realidad, es un hombre joven, no mayor de treinta y cinco años de edad, que lleva largo tiempo habitando el mundo. Lo que lamenta no es la soledad, sino el aburrimiento, dice, que conlleva su condición; la estupidez humana recorre la historia, parece inmutable con el paso del tiempo. «No saben lo que es vivir y vivir rodeado de idiotas en todas las épocas», afirma. Pero nuestra sociedad contemporánea parece superar todas las épocas precedentes en lo que a estupidez se refiere. Mascar chicle acaso sea la metáfora adecuada para mostrar la estupidez del hombre contemporáneo.


            Job. Pieza teatral en tres actos de Gerardo Piña es una breve obra que reflexiona sobre el teatro y nuestra sociedad. Lo absurdo atraviesa toda la obra, acaso para mostrar que no hay mejor forma de representar la absurdidad de la sociedad contemporánea que a través de la práctica de lo absurdo en la escena. Ilustrar lo absurdo es una forma de combatirlo y, por lo tanto, de reconocer el conflicto –aunque sea desde la metaliteratura.

David Becerra Mayor // ADE Teatro, nº 158 (diciembre, 2015), págs. 192-193.

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