Buscar

lunes, 3 de noviembre de 2014

Julio Cortázar: un autor marcado por la Revolución Cubana




Las efemérides, aunque la más de las veces sólo dan lugar a la publicación de libros más oportunistas que oportunos, que buscan abrirse un hueco en el mercado literario, aprovechando la celebración de uno u otro centenario, en ocasiones nos brindan la posibilidad de volver a acercarnos a autores para redescubrirlos. Es lo que sucede con la biografía Julio Cortázar: de la subversión literaria al compromiso político, escrita por Raquel Arias Careaga y publicada por la editorial Sílex en la fecha en que se cumplen cien años del natalicio del escritor argentino.



Hay dos modos de leer una biografía. O bien, con la vocación del voyeur que, tras la protección que le conceden los visillos, espía las rupturas y reconciliaciones de sus vecinos, como quien espera encontrar episodios turbios y espinosos en la vida de un autor; o bien tratando de encontrar, en su biografía, una dialéctica entre el individuo y la sociedad, o más ampliamente, a un autor que vive históricamente su vida, participando de sus tensiones, de sus conflictos, de sus contradicciones. Podemos indagar en lo privado, removiendo los cajones de su mesita de noche, o podemos reflexionar sobre lo público, sobre la presencia y la relevancia de un autor en la re-significación del mundo que habita. Quien vaya buscando lo primero en este libro saldrá decepcionado, porque en sus páginas su autora prescinde, intencionadamente, de aquellas cuestiones más personales de un escritor a quien se le ha atribuido una vida de promiscuidad. Tampoco le interesa verter más especulaciones, que acaso nada aclaran, sobre la misteriosa causa de su muerte, tras una larga, aunque asintomática, enfermedad. Raquel Arias entiende que Cortázar es un personaje público y, en consecuencia, sitúa conscientemente el foco en su papel como escritor e intelectual, soslayando lo que ocurriera en las alcobas. 


La biografía que escribe Arias Careaga sobre el autor de Rayuela reafirma un aspecto de su vida que se suele olvidar: su firme compromiso con la Revolución Cubana. Esta revolución atrajo enseguida la mirada de los intelectuales de América Latina, al constituirse, con el triunfo revolucionario, un nuevo espacio para artistas e intelectuales. Pronto se promueven debates en torno a la cultura y su función. No en balde, Cortázar, cuando visitó Cuba, no pudo sino reconocer que “me siento viejo, reseco, francés al lado de ellos”. Allí, Cortázar redescubre América, se reconcilia con su continente e incluso, después de muchos años viviendo en Europa, “eligió ser latinoamericano”. Su compromiso tiene consecuencias sobre su obra. La literatura de Cortázar, cuyo recorrido se analiza detenidamente en la biografía, toma un rumbo distinto con el triunfo de la Revolución. Aquel Cortázar formalista, que entendía la literatura como una entidad autónoma y que consideraba que no había nada más subversivo que la fractura del lenguaje, se transforma y entiende que tiene que comprometerse con su literatura, no sólo desde la forma, sino también desde su contenido. 


El libro de Raquel Arias es un estudio biográfico que, además de la labor propia del biógrafo en la recopilación de datos para la composición de una vida, supone un enorme esfuerzo de interpretación de un escritor que, al ritmo acelerado de la Historia, se transformó a sí mismo, al tiempo que transformaba su literatura.  


David Becerra Mayor // La Marea, nº 20 (octubre 2014), pág. 61.


No hay comentarios:

Publicar un comentario