Buscar

lunes, 29 de septiembre de 2014

Contra el relato de la transición. El tiempo cifrado de Matías Escalera Cordero

No quisiera hacer una crítica disuasoria, pero hay que empezar señalando que El tiempo cifrado de Matías Escalera Cordero es una novela compleja. Acostumbrado el lector a consumir las novelas que el capitalismo le sirve, una vez que la literatura se ha convertido en una mercancía más, y las novelas, destinadas más al consumo que a la lectura, se construyen mediante tramas ligeras, conservadurismo formal, pensamiento débil y una ausencia de conciencia crítica, El tiempo cifrado nos lo pone difícil.

Decía Julia Kristeva, al definir la intertextualidad como elemento constitutivo de la literatura, que toda obra no era sino un mosaico de citas. Sobre esta noción parece levantarse la estructura de esta última novela de Escalera Cordero, que en ocasiones bordea, acaso intencionadamente, el pastiche posmoderno, ora con una cita de una famosa canción de la “movida madrileña”, ora con un fragmento extraído del Libro de Buen Amor. Pudiera parecer que, como en la novela posmoderna, se mezclaran en la novela los registros, se fundieran y se confundieran elementos propios de denominada “alta” cultura –sea lo que sea– con la cultura pop. Pero nada de eso ocurre: el texto delimita muy bien el uso –y la instrumentalización– de las citas, y cada uno de los registros cumple una función específica en el texto. Si los fragmentos de canciones, famosas en los años ochenta, tiempo en que transcurre la trama de la novela, apuntalan el relato que el capitalismo va escribiendo sobre sí mismo, invitando a la juventud a vivir el presente, a consumir y a consumirse cada día, los versos del Arcipreste de Hita se actualizan para entrar en colisión con un mundo que aparenta ser perfecto y cerrado, pero que está lleno de fisuras y en el que de un momento a otro pueden estallar las contradicciones.

Como los personajes del Libro de Buen Amor, quienes habitan El tiempo cifrado de Matías Escalera son seres aislados, angustiados, alienados y también fragmentados como fragmentado se presenta el texto. Cuenta Erich Fromm, en El miedo a la libertad, que durante la descomposición del sistema de explotación feudal, el nuevo sujeto “libre” que nacía con el capitalismo experimentaba su libertad en términos negativos, entendiendo su nueva situación como abandono. El nuevo individuo se sentía en efecto solo en un mundo que interpretaba como un escenario hostil. Y así se sentía el Arcipreste y así se sienten los personajes de la novela El tiempo cifrado, desplazados en un nuevo mundo que nace, el nuevo capitalismo avanzando que surge con el régimen de la (mal) llamada “transición”.

Matías Escalera ha declarado, en distintos actos y entrevistas, que tras pasar en el extranjero algunos de los años clave de la “transición”, en “dos países que hoy no existen” –la URSS, primero, y Yugoslavia, después–, al regresar de nuevo a España no pudo sentir sino un shock al observar que sus compañeros de luchas universitarias habían perdido de pronto su conciencia de clase, su vocación política, para convertirse en “ciudadanos ejemplares”, con familia, coche e hipoteca; creían que habían pasado a engrosar la clase de los ricos. Parecía que finalmente, la voluntad de aquel ministro franquista que quería convertir España en un país de propietarios, en vez de proletarios, se había hecho realidad. Empieza la etapa de la alienación en el consumo, donde los nuevos sujetos no se reconocen en su clase sino en sus mercancías. Ese shock biográfico se vuelca en la novela, que convierte ese extrañamiento en un complejo y fragmentario artefacto literario, que es El tiempo cifrado.

Una novela que, en definitiva, cuestiona qué ha hecho el capitalismo con nosotros como ciudadanos, pero, a la vez, qué ha hecho el capitalismo con nosotros como lectores. El tiempo cifrado es una invitación a repensar nuestra posición en el mundo, a que volvamos a convertirnos en sujetos activos desde la política, pero también desde la literatura. Porque otro mundo –y otra literatura– es posible. El tiempo cifrado es un ejemplo.

 David Becerra Mayor // Publicado en Mundo Obrero, nº 276 (septiembre, 2014), pág. 27: http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=4170

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Armando López Salinas: escritor y comunista

La editorial Adhara acaba de publicar un libro de homenaje a Armando López Salinas titulado Armando López Salinas: escritor y comunista. Participo en este libro con un artículo titulado "Armando López Salinas y los lugares comunes". El índice del libro está compuesto por autores muy relevantes del ámbito cultural español, como Belén Gopegui, Constantino Bértolo, Carlos Álvarez, Felipe Alcaraz, Juan Antonio Hormigón, Luis García Montero, Marta Sanz, Andrés Sorel, Mª Rosa de Madariaga, Manuel Rico o Fanny Rubio, entre otros. También colaboran en el libro políticos como Francisco Frutos o Gaspar Llamazares.
 
El libro fue presentado el domingo 21 de septiembre en la Fiesta del PCE. A continuación, adjunto la copia publicada en Mundo Obrero:
 

Redacción Mundo Obrero


Eran casi las 11.00h de la mañana cuando comenzó el homenaje que el PCE le ha rendido al novelista y militante comunista Armando López Salinas –primera Fiesta sin él– en la carpa que lleva su nombre. En el homenaje, que ha estado presentado y moderado por Ángel Moreno, alcalde de San Fernando de Henares, han participado Carmen Rivas, editora de Adhara y coordinadora del libro Armando López Salinas: escritor y comunista, el escritor José Esteban, David Becerra Mayor, autor de la edición crítica de La mina (Akal, 2013), y la hija del homenajeado, Victoria López Balduque.

El alcalde de San Fernando de Henares, Ángel Moreno, agradeció en nombre del Partido la militancia comunista ininterrumpida –hasta sus últimos días– de Armando López Salinas, y les ofreció a sus familiares todo el calor del PCE y de su militancia. Quiso destacar también la lucidez de los análisis, siempre apegados a la realidad, de Armando López Salinas, sacando a colación una entrevista que le realizaron un par de años atrás, en ocasión del 15M. Más vigente que nunca era la frase que Ángel Moreno destacó de López Salinas: “vivimos un diluvio universal de mierda”.

La primera en tomar la palabra fue Carmen Rivas, que aprovechó el homenaje para presentar un libro colectivo, Armando López Salinas: escritor y comunista, que ella misma ha coordinado. En el libro participan firmas relevantes del mundo de la cultura –Belén Gopegui, Marta Sanz, Constantino Bértolo o Luis García Montero, entre otros– como también personalidades del ámbito de la política: Cayo Lara, Felipe Alcaraz, Francisco Frutos o Gaspar Llamazares.

La hija de Armando López Salinas, Victoria López Balduque, habló en su nombre, pero también en el de su hermano Carlos, y también en nombre de los nietos de Armando. Recogió el cariño de los militantes comunistas, a los que siente como una familia, y mostró su agradecimiento por el apoyo que han recibido y que les ha hecho más fácil salir adelante a pesar de la pérdida. Victoria señaló también la lucidez con la que Armando se despidió de la vida, siempre atento a la actualidad política del país, a pesar de la enfermedad.

El escritor José Esteban habló de su larga amistad con Armando López Salinas. Recordó el día en que se conocieron, a finales de la década de los cincuenta, en aquellas reuniones literarias en las que participaba Armando López Salinas con otros novelistas sociales como Jesús López Pacheco, Antonio Ferres o el poeta Gabriel Celaya.

David Becerra, por último, empezó contando la fábula del “ángel de la Historia” de Walter Benjamin: un ángel sobrevuela la Historia para conocerla, pero en el momento en que intenta detenerse para observar una zona de ruinas y despojos, donde se acumulan los muertos, un fuerte viento huracanado le empuja irremediablemente hacia delante. No puede pararse y contemplar. El relato oficial de nuestra Historia, dijo Becerra, lo ha escrito ese ángel que no pudo detenerse en las ruinas, pero hay otra Historia –y otra novela– que sí se detiene a observar las ruinas y los muertos, y además se pregunta quién son esos muertos y quién los asesinó. La obra de Armando López Salinas es ese ángel de la Historia, por fin detenido, que nos recuerda quiénes son los que lucharon, resistiendo contra los vientos huracanados de los discursos oficiales, luchando contra los vientos de la desmemoria.

El acto terminó con la intervención de uno de los nietos de Armando López Salinas, Iván, que subrayó que el mejor homenaje que se le puede hacer a su abuelo es leer su obra, por el valor que puede tener en la actualidad, porque, como recordó, muchas de los temas que una novela como La mina anuncia, la explotación y el desempleo, están hoy a la orden del día.

"Serpentario" de Felipe Alcaraz: crónica y vídeo de la presentación

Redacción Mundo Obrero


La tarde del sábado 20 de septiembre, a las 17.00h, se ha presentado en la carpa “Armando López Salinas”, Serpentario o la agonía del régimen, la nueva novela de Felipe Alcaraz. En el acto han participado, además de su autor, Antonio Maíllo, coordinador de IU-Andalucía, y David Becerra Mayor, responsable de la sección de Estética y Literatura de la Fundación de Investigaciones Marxistas. El acto ha sido presentado y moderado por Ángel de la Cruz, concejal de IU de Benalúa de las Villas, Granada. A Serpentario, que es la última entrega de la trilogía “Los días de la gran crisis”, le preceden Tiempo de ruido y soledad y La disciplina de la derrota. 
En primer lugar ha intervenido David Becerra, que ha comparado el estilo de la trilogía de Alcaraz con su obra poética y sus novelas anteriores. Si en sus novelas anteriores, como por ejemplo La conjura de los poetas, una biografía novelada sobre el poeta granadino Javier Egea, se aprecia cómo el narrador paladea cada una de las palabras, por medio de un estilo “preciosista”, en las novelas de la trilogía el estilo es mucho más directo, acaso se presenta más en estado bruto, debido a que el novelista escribe con urgencia los hechos más relevantes de la crisis que estamos viviendo. El autor no puede detenerse en descripciones, cuando la Historia pasa muy rápidamente. David Becerra dijo que el novelista se ha visto obligado a suplantar la función del periodismo, cuando los grandes medios de comunicación no ofrecen más verdad que la que interesa a sus dueños, cuando la información se ha convertido en mercancía. Frente al relato de la realidad, concluyó Becerra, se impone la realidad del relato. Porque a veces la ficción no es sinónimo de mentira, si trabajamos para que se haga realidad. Serpentario nos convoca para emprender esta lucha.

En su intervención, Antonio Maíllo ha calificado la novela de Alcaraz como un texto profético capaz de adelantarnos el proceso constituyente que ha de vivir este país. Maíllo definió Serpentario como una novela constituyente. A su vez, se detuvo en el análisis de una trama que, aunque ficticia, es muy real, al poner el acento en las políticas de fracking que se están proponiendo en el conjunto del Estado, pero especialmente en Andalucía, como posible salida de la crisis.
Finalmente intervino el autor. Felipe Alcaraz recordó el origen de la palabra que da título a su novela, “serpentario”, recientemente aceptado por el diccionario de la RAE –si bien recordó que todavía no se ha aceptado, por ejemplo, la palabra “escrache”. Nido o lugar de exhibición de serpientes, pero también la constelación y el mito de la regeneración. Recurriendo a la famosa cita de Gramsci –un mundo que no termina de morir ante otro que no termina de nacer–, Felipe Alcaraz afirmó que estamos ante la oportunidad histórica de ganar los siguientes treinta años de este país. Por primera vez, insistió, las condiciones objetivas y las condiciones subjetivas parecen coincidir en un momento histórico para la ruptura democrática. No se trata, dijo, de que cojamos el tren o, malogradamente, lo perdamos; se trata de que nosotros seamos el tren. La apuesta por una ciudadanía que se empodere y tome protagonismo de su destino político y social la hace Felipe Alcaraz en una novela que describe el proceso constituyente que hemos de realizar.